Como todo llega (y todo pasa), al final llegó el día del maratón. No había entrenado todo lo que hubiera querido (pero si todo lo que había podido), y los entrenamientos no habían sido para tirar cohetes, pero bueno, estaba allí y había que correr, y correr lo más posible. Por lo menos quería probar lo que es un maratón, como reacciona mi cuerpo y las sensaciones que se tienen. En el último momento, Asier Cuevas me consiguió una liebre, Iker Mayora, un chico de 2.34, pero que se iba a arriesgar a pasar en 1.16 la media para intentar ayudarme algo.
Nos llevaron en autobús hasta la salida, allí nos metieron en una especie de casa de cultura o algo así. Tenían preparada para cada corredor una camilla con una manta y un botellín de agua (si querías más, o cualquier otra cosa había por allí de todo). En aquel momento el tiempo era perfecto para correr, fresquito, sin casi aire, parecía que iba a hacer sol.
Un cuarto de hora antes de la salida, nos llevaron por un camino todo vallado hasta la zona que nos habían reservado para acabar de calentar. Justo cuando nos quitamos la ropa (no quedaban ni 5’ para la salida), empezó a chispear un poco. La cosa tenía peor pinta, se veían nubes bastante amenazadoras. La salida la dan con un cañonazo, pero bueno, no suena demasiado fuerte.
La salida fue bastante bien, aunque había mucha gente, como el ritmo no es demasiado fuerte se puede correr bastante bien. El primer kilómetro lo pasamos un pelín lento, 3.41, pero había cuesta arriba y ya estaba bien. Yo quería correr entre 3.35 y 3.36, para pasar la media un poco por debajo de 1h16’. El segundo kilómetro lo pasamos en 3.34, a pesar de que también había alguna cuestita. Ese creo que fue el momento más ‘duro’ de toda la carrera, porque yo iba un pelín rápido, pero Yesenia subió un poco el ritmo y Marta le siguió. Yo estaba mentalizada de que Yesenia se me iba a ir desde el principio, pero si pensaba que podría ir con Marta. Y tener que dejarles ir tan pronto me costó mucho, pero iban demasiado rápido. Menos mal que enseguida cogimos a Marta. Me quedé con un grupito en el que iban 2 mujeres, que llevaban un marroquí que les hacía de liebre. Había hablado con una de ellas antes de la carrera, y quería pasar la media en 1h16 (para hacer 2.32), así que ese grupo me iba muy bien. El kilómetro 5 lo pasé en 18.06, un poco lento pero había tiempo para recuperar. El problema es que no llevábamos un ritmo constante, de repente íbamos a 3.39, y luego se ponían a 3.33. Pero enseguida me alcanzó Iker, que había salido con todo el motrollón de gente, y otro español, y entre los tres fuimos ajustando el ritmo, y haciendo la goma.
En el kilómetro 5 estaba el primer avituallamiento. Nos lo pusieron muy fácil, en cada avituallamiento había una persona con tu número de dorsal que estiraba el brazo con tu botellín para que lo cogieras fácil. Bebí sin problemas, mucho más fácil que en las medias, se nota que el ritmo es más cómodo.
El km 10 lo pasé en 36.00, muy bien. Además, iba muy cómoda. Yesenia iba a la vista, a unos 15 segundos. A partir de ahí, le empezamos a recortar la distancia, y en el kilómetro 14 ya estábamos con ellos. El km 15 lo pasamos en 53.59, perfecto.. Después de 2 o 3 km, Yesenia se empezó a quedar, y nos separamos de su grupo. Yo iba muy cómoda, con buenas sensaciones.
A partir del km 19 empezaron los problemas. Lo que había sido una lluvia suave, con viento en contra a ratos, pasó a ser lluvia continua, con viento fuerte totalmente en contra, y frío. Encima era una zona bastante fea, así que sólo recuerdo la camiseta de Iker, que era roja, y yo la seguía sin pensar en nada más. A ratos se me iba, pero intentaba pillarle, porque quedarse sola así podía ser terrible. La media la pasé ya un poco lenta, 1h16’13. Un poco antes del 25 se pasa por un puente, así que había una subida, que me toco en el peor momento. Me cogió el grupo de las chicas que iban a por 2h32 (les había dejado un poco antes, porque estaban bajando el ritmo), y fui con ellas. Cuando acabamos de subir el puente, pensé que ya había pasado el bache, pero resulta que la liebre que les llevaba bajó como una bala (y ellas detrás), así que me quedé. Ahí ya se me fueron del todo. Menos mal que Iker se quedó conmigo, me salvo la vida.
En el avituallamiento del km 25, tenía un gel pegado con esparadrapo a la botella. Pero tenía las manos tan congeladas que no había manera de despegarlo, y eso que había doblado el esparadrapo en una esquina para poder despegarlo fácil. Menos mal que como estaba muy mojado, al final pude despegarlo. Había dudado mucho de si poner el Gel en el 25 o en el 30. Me vino de perlas en el 25, empezaba a notarme un poco justita.
Después del km 25, el circuito gira, así que notábamos menos el viento. Y para el 28-30, ya no llovía tanto, así que a partir del 30 me empecé a encontrar mejor. De hecho, en el 32 me encontraba muy bien, pero luego en el 33 me dio un poco de bajón, pero es normal porque salió a 3.33. En ese momento yo iba 5. Veía delante a la 3 y la 4, en el kilómetro 30 les había dejado la liebre, aunque seguían con compañía. Una de ellas se empezó a quedar, y parecía que iba muy despacio, pero la distancia apenas variaba.
Después del 35 se entra en una zona verde muy bonita, con poco público pero muy agradable para correr. Yo iba justita, pero manteniendo el ritmo bastante bien. Iba pillando a las de delante, pero muy poco a poco. Creo que tarde como 5km en quitar 40m a la 4ª. Le cogí en el kilómetro 40, y no me pudo seguir. La tercera me llevaba bastante más, y parecía que iba más fuerte, no pensaba que le pudiera pillar, aunque tampoco quería tirar la toalla. Pero eso de oler la meta da alas, intenté correr relajada y aprovechar la zancada, y cada vez me acercaba más. Ahí se me fue Iker, y no le pude seguir. Cuando vi que Iker adelantaba a la 3ª, me dije que no podía ser que después de haber ido toda la carrera con él, él le pasara y yo no. Así que intenté subir el ritmo, y en el kilómetro 41 adelanté a la 3a, creo que ella iba bastante fundida, y aunque los que iban con ella le animaron, no reaccionó, o por lo menos no lo suficiente. Y nada, desde ahí lanzada hasta la meta, era un pelín cuesta abajo, y aunque llevaba los isquios que en cualquier momento reventaban, aguantaron...
Y llegué, el locutor dijo que entraba la tercera, e intentó decir mi nombre. Me abrigaron con una toalla y me metieron en una carpa donde estaba ni más ni menos que Lorna Kiplagat y Ana Dias, sentadas descansando. Yo no me quise sentar, porque si no no me iba a poder ni mover, y me escapé fuera, estuve andando por allí. Estaba la chica que había quedado 4, le vi bastante triste, quería bajar de 2.32 y se fue a 2.33, y encima le pasé en el último kilómetro.
La organización se encargó de traerme mi ropa enseguida (estaba en el edificio donde habíamos calentado, pero como tenían los dorsales puestos en las camillas, y en las bolsas de la ropa, lo tenían todo controlado). Y nada, de ahí al podium. Las dos primeras necesitaron ayuda para subir la escalera, eso les pasa por sentarse, parecen novatas, jeje. Incluso nos dejaron sentarnos en el podium para sacar las fotos de rigor.
Poco más. Eso sí, tuve que pasar el control anti-doping y (una vez más) casi pierdo el avión. Me tuve que ir sin comer (aunque tampoco es que tuviera demasiada hambre). Y encima, nos retrasaron el vuelo 1h y media, así que después de tanto correr, encima llegué tardísimo a casa. Pero bueno, mereció la pena, no?
Ah! Iker, a pesar de que había sacrificado su carrera por ayudarme a mí, mejoró su marca personal. 2.33.12, (2.32.38 bruto), y fue el segundo mejor clasificado de todos los que salieron detrás. Nunca le estaré suficientemente agradecida.